14.12.06

El edificio que se ve desde los aviones

El edificio que se ve desde los aviones Extraído del sitio Gakkai Experiences Online Traducción: S. Oyola
Cuando no tengan muchas ganas de realizar gongyo o daimoku, suban al tren verde en Tokyo que circula el centro y busquen el edificio Sunshine (Sol Radiante) cerca de la estación K. Fue construído por alguien que no se salteó el gongyo y daimoku durante 30 años.
Había una vez un hombre quien estaba completamente mal y resolvió que iba a suicidarse. Estaba endeudado hasta las orejas, su esposa estaba ciega y su niño tenía problemas. Pero antes de morir, él quería tener como su última cena su plato favorito — un guiso de vegetales llamado “oden”.
Mientras estaba caminando por el centro, en las sombras de la noche, buscando un sitio donde vendieran guiso, él vio el resplandor de unos faroles en una esquina. Había un montón de gente amontonada. ¡Ah, un restaurante de guisos!  pensó deleitado y caminó vigorosamente hacia la luz.
Una vez que entró, empujó y se hizo un lugar entre la muchedumbre hasta que se dio cuenta que había cometido un error. Era una disertación. Y ya no podía salir. Cuando le preguntó a la persona que tenía al lado, le dijo que el disertante era el señor Toda. 
Después de escuchar la disertación le preguntó al señor Toda, “si este Nam-myoho-renge-kyo es tan poderoso, ¿se resolverán mis problemas financieros? ¿Mi esposa podrá ver? ¿Se resolverán los problemas de mi hijo?
A esto el señor Toda le respondió: “ ¡No sea ridículo! Si  todo esto se tratara de cosas tan insignificantes como esas, yo no estaría haciendo esto. Sus problemas financieros se resolverán! Su esposa podrá ver! Y los problemas de su hijo se resolverán! No sólo eso, usted se convertirá en un hombre rico! Usted construirá un edificio que podrá verse desde los aviones! Haga el gongyo de la mañana y de la noche y cante daimoku todos los días.”
No porque el hombre creía en algo de eso, sino porque fue movido por la poderosa convicción que el señor Toda tenía, él comenzó a practicar. Aunque fue muy difícil al principio, él, lleno de fe, siguió las instrucciones del presidente Toda. No falló en el gongyo. Hizo el gongyo de la mañana y de la noche y cantó una hora y media de daimoku todos los días.
Bastante seguro, los resultados comenzaron a suceder. Resolvió sus problemas financieros. Su esposa recobró la visión. Su hijo ya no tuvo problemas. El hombre se convirtió en vicepresidente de la empresa en la que trabajaba aunque no estaba tan “bien educado” (académicamente) como el resto de sus pares. Se hizo rico. Su hijo se convirtió en un activo miembro de la división de jóvenes. Las cosas excedieron sus expectativas.
Cuando cumplió sus 30 años de práctica, él fue visto parado en la cima de un edificio, murmurando entre lágrimas. El hombre estaba parado en la cima de un rascacielos que él había construido. Decía...” Todo se convirtió en realidad! Este edificio se ve desde los aviones! Después de 30 años....Gracias Sensei. Gracias Soka Gakkai!”
Algunos años después el hombre murió en sus 80 años, dejando un legado de práctica consistente. Pero antes de hacerlo, él muchas veces señalaba el rascacielo y decía: “¡Esto prueba el poder del daimoku! Estoy aquí para probarlo. Entonces, por favor hagan el gongyo de la mañana y de la noche y canten daimoku."
Entonces, cuando no tengan ganas de hacer el gongyo y cantar daimoku, miren el edificio Sol Radiante. Todavía está allí.
(Este edificio está situado en Tokyo, en la cuidad de Ikebukuro, y todavía es uno de los más altos edificios en Japón. Es muy conocido y famoso. Tiene de todo: oficinas, restaurants, tiendas de negocios y hasta un acuario. El edificio Sol Radiante fue construído en el sitio donde antes estaba la prisión de Suginamo, donde una vez estuvieron presos los señores Makiguchi y Toda.)