13.1.05

Practicando Budismo en la milicia

Experiencia de King-Sau Kenneth Siu, MD
Teniente coronel, Fuerza Aérea de los EE.UU., cirujano de vuelo
Base Aérea de Yokota, Japón

enviado por: "pablorocca" a la lista Gente Soka

Soy un médico que trabaja para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en la Base Aérea de Yokota en el Japón. Fui introducido al Budismo de Nichiren Daishonin en 1987, cuando los padres de uno de mis pacientes me invitaron a mi primera reunión de la SGI. Aunque yo había estudiado el Budismo cuando era pequeño, la novedosa idea de que la Budeidad es alcanzable en nuestra existencia brilló como un rayo de esperanza en mi corazón, y me uní a la SGI en esa misma semana. Por entonces, mi vida parecía estar empantanada en la confusión y la frustración; sin embargo, mi práctica budista me ayudó a transformar estos sentimientos en esperanza por el futuro.

En 1987 yo estaba en mi práctica privada, y también trabajaba a tiempo parcial como pediatra reservista de la Fuerza Aérea en la Base de Hickam en Hawai. Yo siempre había querido viajar mucho para poder encontrarme con personas de todo el mundo. Después de mi invocación y reflexión sobre mis metas personales y mi futuro, decidí unirme a la Fuerza Aérea. A lo largo de los pasados 13 años, mi familia y yo habíamos estado radicados en diversas localidades de los Estados Unidos, Canadá, Egipto, Turquía, y en otros cinco países de Europa, y ahora estamos de vuelta en el Japón en un segundo viaje. Lo que he aprendido, como resultado de mi encuentro con personas de todo el mundo, es que el deseo por la felicidad y la alegría por ayudar a otros son universales.

Ahora trabajo como cirujano de vuelo, cuidando de los pilotos y demás personal, así como de sus familias. Como pediatra, después de estudiar el Budismo, he llegado a valorar más el potencial de los niños. He desarrollado mucho mayor respeto por cada niño con quien me encuentro: los niños son, en verdad, los líderes del futuro. Cuando miro a sus ojos y veo su alegre actitud, sus espontáneas sonrisas y su capacidad para ver a todos como iguales, me lleno de esperanzas y se fortalece mi convicción de que el estado de la Budeidad existe en todos.

El doctor Siu (al frente) sirve como comandante de la “Expedición de apoyo médico” durante un ejercicio en la Base Aérea de Yokota (mayo de 2002)
Me siento honrado de ser un representante de la SGI en la Base Aérea de Yokota. Nos hemos ganado la confianza de los demás en la base. La capilla ha registrado a nuestra organización budista como un grupo religioso. Los seminarios que hemos estado realizando todos los años han dejado una fuerte impresión en el capellán de la base, quien posteriormente comenzó a abogar porque la capilla se convirtiera en un lugar de oración para todas las creencias religiosas. En la actualidad, nuestro grupo budista se reúne semanalmente en la capilla principal, con muchos invitados que asisten espontáneamente para hacer preguntas respecto a la práctica. También hemos realizado diálogos interreligiosos con otros grupos religiosos, comenzando con la primera reunión budista-musulmana en la base. Hemos forjado amistades con personas de otras religiones basados en el mutuo interés de la paz, la cultura y la educación.

Yo creo que, en el mundo, todos deberían encontrarse y saber de primera mano el innecesario sufrimiento que soportan tantos seres humanos en los países en vías de desarrollo. El año pasado fui en un viaje de trabajo de un mes al Timor oriental. Pasamos 30 días en una isla que había sido devastada por la opresión y la violencia.

Yo trabajé como pediatra, tratando enfermedades de las que casi no se oye en los países desarrollados: la tuberculosis, la malaria y la desnutrición eran comunes. Veíamos a más de 200 pacientes cada día. Los orfanatos que están camino arriba, en las montañas, albergan a cientos de niños que han perdido a sus padres durante el conflicto. Aunque la mayoría de los huérfanos no tenían zapatos y estaban claramente desnutridos, sus cálidas sonrisas derretían nuestros corazones. Estos niños parecen perfectamente contentos jugando en el lodo, en el agua o en la playa.

Una determinación mía, surgida de mi práctica budista, es comenzar un seminario PAIN (palabra inglesa que significa dolor, pena, sufrimiento) diseñado para ayudar a la gente que está sufriendo de P (pain) dolor físico o psicológico; A (anxiety) ansiedad y depresión o adicción; I (imnsomnia) insomnio, desórdenes heredados o problemas interpersonales; y N sentimientos de estar insatisfechos o no apreciados. Debido a que no soy psiquiatra clínico, estoy colaborando con colegas del Departamento Conductual de la base, los servicios del capellán y el Centro de Salud y Bienestar.

Yo estoy decidido a demostrar la prueba real del Budismo en mi vida cotidiana en la sociedad y aliviando el sufrimiento de los demás.

MEDICO DE MI MISMA

Experiencia de Franca Emaldi Rvenna
publicada en El Nuovo Rinascimento nº127 de Septiembre de 1992

Traducida por: Alessandro Cattani
Revisión: Celia Prades


Si miro atrás, me doy cuenta que he estado muchas veces cerca de la muerte. Sin embargo mi determinación de vivir siempre ganó. Nacida de un embarazo de riesgo con cesárea, salí del hospital después de tres meses, dado que tenía una insuficiencia pulmonar.


A los seis meses me diagnosticaron una displacía congénita en la pierna izquierda con la cabeza del femor desplazada; empecé a caminar a los tres años, era una niñíta de apenas trece kilos, pero fuerte como un toro.
A los cinco años, tuve un gravísimo accidente de transito en el cual mi padre, que yo quería muchísimo, perdió la vida. Mi adolescencia transcurrió en la búsqueda de un padre que no había regresado nunca, rechazando una madre, a quien yo no quería en lo más mínimo, y corriendo hacia mis abuelos que me consentían en manera extrema.

A los 22 años partí con una beca estudiantil rumbo a Ginebra, y regresé con mi grado en medicina. Sola, sin mis viejos amigos, acepté casarme con un muchacho que conocí nueve años atrás sin estar convencida, solo porque parecía la honesta conclusión de nuestra historia. Pero pronto empezaron las deudas, las palizas, mi lucha para ser más atractiva que una mesa de juego y, luego también heroína.

A la edad de 27 años, tuve otro accidente de tránsito, en el cual perdí la niña que estaba esperando y que representaba todas mis esperanzas; quedé en estado de coma por cincuenta y tres días y, cuando desperté, era un esqueleto de diecinueve kilos, no hablaba, no caminaba, no reconocía ni siquiera a mis familiares. Al salir del hospital, tuve que ir a casa de mi primo, dado que mi esposo no podía perder tiempo y dinero en mis curas.

Después de aquel accidente me reconocieron una invalidez del 100% por las lesiones sufridas, pero mi determinación me llevó de todas manera a conducir una vida normal. Me retiré del trabajo rechazando la jubilación anticipada, volví a empezar los estudios, gané un concurso y empecé a trabajar como investigadora y docente en el Instituto de Bioquímica y Genética Aplicada en la Universidad de Ferrara en donde había estudiado años atrás. Introduje los recaudos para la separación de mi esposo: fue una pelea con exámenes psiquiátricos que volvió a abrir viejas heridas. Las difíciles pruebas que había tenido que superar habían endurecido mi carácter al punto que mis amigos y colegas me adjudicaron el sobrenombre de "bloque de hielo".

No podía definir mi vida como un camino suave: huérfana de padre, con un matrimonio fracasado, una madre afectada por el mal de Párkinson que, no obstante los barbitúricos y los tranquilizantes, creaba situaciones que me producían tanta vergüenza como para desear su muerte. Me había dedicado totalmente al trabajo pero, por debajo de mi armadura de mujer fuerte y auto suficiente, sufría muchísimo por el vacío que yo voluntariamente había creado a mi alrededor.

Me hablaron de este Budismo a finales de 1988, en dos ocasiones, en ambientes y por personas muy diferentes y nunca conocidas antes y el 12 de Mayo participé en mi primera reunión. La vez siguiente mi joven encargado me regaló el primer Sutra. Después de veinte días descubrí que él era camionero. Yo odiaba todos los camioneros a causa de los accidentes que había tenido en pasado y sin embargo, hacia él sentía amor y odio. Fue aquella la primera ocasión en que pude comprobar el poder del Gojonzon: cuando supe de su trabajo, la misma noche entoné seis horas de Daimoku porque, aunque por un lado me sentía como traicionada, por el otro sentía hacia él muchísimo agradecimiento. La mañana siguiente, todo lo que quedaba era un gran deseo de encontrarlo y agradecerle. Sentía que me había liberado de una parte de mi pasado.
Los beneficios logrados desde el principio han sido muchos: he abierto un consultorio de nutrición infantil, tengo muchas ocasiones de participar en charlas internacionales para mis estudios de genética, he fortalecido y creado nuevas amistades y, no obstante haber decidido no enamorarme nunca, encontré un hombre que comparte conmigo mis metas de vida y de fe. Estaba muy satisfecha de lo que había conquistado y ya no me sentía tan solo una "maquina-trabajo".

En febrero de 1990 unos síntomas de cansancio, apatía y desmayos me presentaban el fantasma inexorable de alguna enfermedad. En marzo la situación se derrumbó. Me hice una revisión completa y el resultado fue: leucemia aguda promielocitaria.

Me asaltaron muchas dudas, me preguntaba en donde se había ido la fortuna acumulada en dos años de practica budista, y si mi karma negativo sería de verdad inmutable. Las bases de todas mis certezas se derrumbaron en un instante, quedaban solo rencor y desprecio hacia mi cuerpo que era demasiado frágil respecto a mi voluntad y mucho, mucho miedo a morir. Todos los planes y las esperanzas del futuro se estrellaban inexorablemente en contra de la infausta prognosis, según la cual, en la mejor de las perspectivas, me quedaban apenas seis meses de vida, con profundos sufrimientos. Rechacé de manera absoluta la hospitalización, huía de la idea que alguien tuviese lastima por mi. Mis esfuerzos estaban todos concentrados en esconder la enfermedad que, de manera siempre más evidente, continuaba su camino.

Mi mamá, con quien yo intentaba mantener el máximo secreto, vivía en el terror de contradecirme, a cada cariño suyo yo reaccionaba de mala manera y la expulsaba de mi casa. Sin embargo, igualmente la sentía llorar, porque vivíamos en dos quintas contiguas, y ello aumentaba mi rabia.
En la noche recibía a mi compañero después de tres horas de Daimoku, perfectamente escondida detrás de un maquillaje impecable... vivía la enfermedad como una vergüenza, me sentía inútil, me despreciaba a mi misma.

Pasaba muy a menudo que no lograba ir al trabajo y esto me creaba una angustia tremenda; me encerraba en mi casa, entonaba Daimoku, lloraba. Luego, desesperada y sin voz estudiaba las escrituras del Daishonin y del Presidente Ikeda, con cada uno de estos medios intentaba despertar el Estado de Buda dentro de mi, pero era una lucha contínua: era difícil creer que en aquel cuerpo, que se reflejaba tan destruido en el espejo, estuviera la Budeidad.

Me puse en contacto con una clínica de París y empecé a preparar un eventual transplante de médula, aunque las esperanzas eran casi nulas y los problemas muchísimos. Transcurría mis días entre transfusiones y sueros en cuyo efecto no tenía la mínima confianza.
Allí en mi cama, los datos a la mano, entonaba Daimoku resignada a que el único beneficio que podría lograr era no causar dolor a nadie. Me esforzaba en convencer a las personas más cercanas que mi color verde, tan feo, era solo el efecto del verano y del estress. Intentaba conducir una vida casi normal: volví al trabajo, pero muy pronto la mascara no me protegía más y dejé de salir. Cuando mi responsable me preguntó si pensaba que podría participar en el curso de verano que se iba a realizar dentro de cuatro días o si prefería renunciar a ir, me sentí atrapada y caí en la desesperación más absoluta: mi comedia no había servido para nada. Todos sabían cual era mi futuro. Y quizás sabían también cuanto la muerte me asustaba o cuan débil e incierta era mi fe.

En un solo instante percibí todo el Daimoku que mis amigos recitaban por mí: decidí que debía participar en el curso de verano, que debía pedir una orientación a alguien, y que de todas maneras debía enfrentar la enfermedad con dignidad, nadie debía recordarme como una persona cobarde. El tercer día de curso hablé de mi problema con la responsable nacional de la División de Damas. Todavía están impresas en mi mente sus palabras: «Estás sufriendo de una grave enfermedad, porque tu no amas la vida. Vete al Gojonzon y pide disculpas por haber faltado el respeto a ti misma y determina al usar todos tus próximos días para kosen-rufu». Me aconsejó estudiar bien una escritura del Daishonin: La prueba del Sutra del Loto y de regar mi cuerpo con Nam-Miojo-Rengue-Kio, de hacerlo correr de la cabeza hasta los pies, inclusive a la sangre.
Apenas regresé a Ravenna me esforcé en poner en practica el consejo recibido. Era durísimo entonar Daimoku para una vida en la cual no tenía más esperanza. Delante de la pared de mi cuarto he llorado, he gritado de rabia, pero las palabras de Nichiren Daishonin: «Ahora que parece seguro lograr la Budeidad, el demonio de Sexto Cielo y otros demonios están tratando de utilizar la enfermedad para asustarte», me inyectaron coraje; mi orgullo poco a poco se transformaba en determinación, me desafiaba en aumentar el Daimoku.

En aquel período también el trabajo no me daba satisfacción, estaba preparando una investigación para un congreso en Ginebra, pero entendía que era superficial y decididamente incompleta. Decidí llevar a su término mis investigaciones acerca de las influencias ambientales sobre las miopías congénitas en los morochos, porque no quería dejar nada en el aire.
Hacía particularmente Gonguio en la mañana para levantar mi fuerza vital y cada noche agradecía al Gojonzon para mis días "casi normales" con la seguridad que Nam-Miojo-Rengue-Kio habría brotado adentro de mi.

Una mañana de junio estaba sola en el laboratorio cuando llegaron dos pedidos de mapas cromosómicos para dos niños afectados de leucemia. Haciendo mi mapa cromosómico descubrí que en el cromosoma 5 se había producido una inversión mutante en correspondencia al gene Myc-1 60.
Por primera vez después de tanto tiempo saqué coraje: cuando se conoce el enemigo es más fácil enfrentarlo. Muy confiadamente empecé una terapia con "Etretinato 1000" (un compuesto sintético de retinolo: vitamina A), y en casi siete días encontré mi dosis óptima. Fue un período bellísimo, me di cuenta del cambio de muchos de mis aspectos negativos y empecé a comunicarme con mi mamá que vino a vivir conmigo. El 3 de agosto determiné hacer siete horas de Daimoku hasta la curación total.

Al regreso de una vacación en Córcega volví a empezar la actividad en mi grupo, sentía que tenía que agradecer a todos aquellos queridos amigos por su apoyo. Le expliqué a mi mamá (que había tenido la certeza de mi enfermedad curioseando en mi escritorio durante mi ausencia), que había definitivamente abrazado la práctica Budista y que el Gojonzon había venido a vivir con nosotros. Era la primera vez que le confiaba mis proyectos; su cara se iluminó de felicidad como si ella fuera madre solo en aquel momento..
El 15 de octubre de 1990 decidí que había llegado el momento de controlar mi curación, por pura formalidad: mi DNA, pura manteniendo la inversión al gene Myc-1 60, estaba compensado y funcionaba según la única verdadera Ley universal de Nam-Miojo-Rengue-Kio. Los datos bioquímicos hablaban claro: había ocurrido una remisión total. Siete horas de Daimoku y siete dosis de "Etretinato 1000" habían sido la terapia ideal diaria.

Telefoneé a París y anulé la reservación en la clínica en donde tenía que hacer el transplante, dado que tenía una cita no prorrogable, dos día después, el 6 de noviembre, con mi Gojonzon.
Mi madre hoy es una persona nueva, gradualmente le he suspendido todas las medicinas. Ahora es muy serena, muchas personas tienen dificultad en reconocerla. Ella, que se perdía saliendo de la casa ahora es mi "secretaria", no se olvida ni siquiera de una llamada telefónica. Quizás el mal de Párkinson en su mente no es ya ni siquiera un recuerdo.

El trabajo me ha dado muchas satisfacciones: he entrado en el grupo de investigadores del Instituto Nacional de Bioquímica de Milán, y me han sido confiadas colaboraciones con el Centro Internacional de Sanidad en Ginebra - aún con aquella investigación "así incompleta" sobre la miopía de los morochos - en donde he participado en un equipo de estudio sobre las leucemias. No había nunca amado el contacto con los pacientes, que para mi representaban solo carpetas para meter en el archivador, luego he descubierto que mi rol es también aquello de darle coraje a no temer a la enfermedad, a superar el miedo de estar siempre peor.

Así he empezado a colaborar con dos asociaciones de voluntarios que se ocupaban de niños afectados por graves enfermedades: distrofia muscular y leucemia. El tiempo para dedicárselo a esta actividad era muy poco, por lo tanto he escogido la pre-jubilación manteniendo una actividad a medio tiempo, porque así puedo estar más cerca de los niños y de sus padres; aunque sea grande el dolor y el miedo en estos casos, lo conozco bien y mi misión es hacerles descubrir el enorme potencial que cada vida encierra. El miedo es humano pero yo se que es humano también el Daimoku que puede ganarle.

Erradicando la Cefalea

Experiencia de Salud de Sra. Cristina Valarino. Div Damas SGIV
Han La Trinidad
Caracas, 21 de septiembre de 2002

A comienzos de 1985, cuando conoci Nam Miojo Rengue Kió, yo estaba en una dolorosa emergencia física y emocional, había caido en una incapacitante falta de control y uso de mis recursos internos. La muerte de dos hermanos y un sobrino en menos de nueve meses habían acelerado antiguos dolores de cabeza (cefalea) y habían precipitado un cuadro depresivo importante. Dos años de práctica budista me condujeron a recibir mi Gojonzon en noviembre de 1987
.
A partir de esa fecha comenzó un verdadero compromiso para lidiar con la cefalea que ya tenía una duración de 13 años. Se trataba de un dolor de cabeza las 24 horas del día, lo único que variaba era su intensidad: de fuerte a urgente. Cuando era urgente, debía ser atendida de emergencia en alguna clínica cercana para calmar el dolor. En ocasiones solo se calmaba y no se eliminaba. Recuerdo una oportunidad en la que, en mi desesperacion le dije a un medico: “si usted no me da una medicina suficientemente potente, llamo a uno de mis alumnos y le pido morfina”. De esta magnitud tan baja era mi condicion de vida, esta condicion, en budismo se llama ;”infierno”.
Durante los primeros 5 años la cefalea estuvo acompañada de angustia por el temor de algún tumor cerebral no descubierto. En ese lapso, despues de ser atendida por unos treinta especialistas “estrella” del pais y múltiples examenes, mi hermano psiquiatra me dijo: “no tienes nada orgánico, no te preocupes, que si fuera algo maligno, en cinco años ya hubieras muerto…es algo funcional.. tu eres una persona melancólica y puede ser depresivo”. Los antidepresivos mejoraron mi ánimo mas no mi cefalea. El uso de una medicina, tranquilizante resultó un gran alivio, pues su efecto secundario me permitió dormir y descansar del dolor al menos por las noches.
Nunca dejaré de agradecer en mi corazón el apoyo de este hermano.

Durante el dia asistía a mi trabajo, hacía mi posgrado y cuidaba mi hogar (esposo y dos pequeños, uno de ellos con un síndrome de una enfermedad para el momento sin diagnosticar).
Este era uno de los videos de mi existencia para el momento en que comencé a entonar Nam Miojo Rengue Kió.

Dudé de estas palabras, de este mantra, el hecho de entonarlas me parecía un planteamiento demasiado simple para erradicar tanto dolor de mi ser. Mi amiga budista insistía y me animaba a probar, me llevaba a casas donde había un Gojonzon y cada vez que abrian una de aquellas hermosas y bien custodiadas cajas y aparecía el Gojonzon, fluía de mi, todo el llanto desbordante e incontenible.
En breve tiempo tuve a mi alrededor un grupo como este (han) y un pequeño y sensible ejército femenino , preñados de misericordia hacia mi. Me visitaban en mi hogar, cantaban conmigo, me brindaban material de lectura y cuando a mi cuerpo le costaba mantenerse erguido por el cansancio y el dolor, ellos oraban por mi. A todos les agradezco tanta bondad y tanto camino recorrido juntos en la fe…

Comencé a saciarme de la teoría budista, mi espíritu buscador aprovechaba cada oportunidad para comprender, aclarar dudas y recibir alguna orientacion en la fe.
Pasaron dos años luchando con esfuerzo y el dolor no cedía, mas ocurrían otros beneficios tales como una nueva pareja muy especial, proyección laboral y auténticas, nuevas y profundas relaciones Gakkai.

La relación de pareja durante 5 años fue un maravilloso beneficio, una experiencia significativa para mi y para mis dos hijos.

Decidí viajar a Japón en abril del año 1992 y allí fui atendida por una señora japonesa, de varios años de practica budista, de quien recibí una orientación clara ,precisa y misericordiosa de cómo erradicar mi enfermedad y dos enfermedades mas existentes en mi familia: severos síndromas cardiovasculares y el autismo de mi hijo. Las tres enfermedades consideradas por la ciencia “enfermedades incurables”, y según la orientación…” causadas por creencias distorcionadas sobre la vida, enraizadas hondamente en mi vida y en las de mis familiares del pasado y de la actualidad”.
La orientadora colocó pétalos de flores sobre el líquido de su tazón y mientras me orientaba iba sacando cada pétalo para mostrarme cómo iba a ir limpiándose mi vida de cada creencia equivocada erradicada… y finalmente la taza quedó sin pétalos, sin karma, sin sufrimiento, solo con el líquido original de la vida no contaminada por distorsiones, como quedaría mi existencia en un futuro cercano…

Con solo dos años de práctica budista no comprendí esta orientación, solo me llegó la misericordia de esta mujer, asi se lo expresé y me respondió: “cante daimoku para comprender la orientación y poco a poco usted limpiará su karma y el de su famili y será feliz”.

Horas después, orando frente al majestuoso y místico Dai Gojonzon, agradecí la orientación y me comprometí a transformar mi karma y el de mi familia de toda enfermedad incurable.



En Japón tuve experiencias conmovedoras, aun cuando viví durante diez dias una de las etapas mas fuertes de dolor físico, desesperanza y llanto incontenible . Algunas veces rebobinando esa estadía, interpreto que yo dejé en Japón el centro de mi karma y que asumí la determinación de cambiar un “karma immutable” (difícil de cambiar en una sola existencia).Estaba lejos de saber que aun debía recorrer por cuenta de la cefalea, 4 años mas de dolor y desesperación.

Entre los años 90 y 94 oré durante 2 y 3 horas diarias, los fines de semana hasta 5y 7 horas. Abrí mi hogar para reuniones budistas, acepté una función de responsabilidad dentro de la SGIV y hablé de Budismo a algunas personas.
Siquieron episodios muy difíciles, además de la cefalea, se desató angustia, depresión y crisis de pánico. Todos estos terribles episodios los fui venciendo, erradicando. Fui haciendo cambios internos importantes relacionados con las creencias y el comportamiento equivocado ( a esto se le llama Revolución Humana). Me fui fortaleciendo como persona. Yo quería evitar la confusion y la preocupación a mis hijos, mi compañero, mi familia, amigos, compañeros de trabajo y budistas.

En cuanto a mi compañero, no fuí capaz de retenerlo mas allá de 5 años, no lo apoye suficientemente en un momento difícil. A traves del daimoku por la separación, pude captar mi debilidad, mi egoismo, mi actitud de víctima. Entonces oré muy sinceramente y lo transformé.

Aprendi a hacer un ejercicio místico de sincero arrepentimiento (Zangue), para erradicar la crisis de pánico y pude percibir , captar con todo mi ser, la eternidad de la vida. De inmediato desapareció la crisis de depresión y la de pánico. Uno de los mayores y mas impactantes beneficios que he recibido, pues si la cefalea era dolorosa, la depresion y el pánico habían sido insostenibles, y las tres juntas habían originado fantasias suicidas...

Comenzando el año 94 recibí un nuevo tratamiento medico, sencillo e inimaginable y a la semana el dolor de cabeza comenzó a declinar significativamente. La gente conocida me preguntaba ¿que te ocurre, porque estas tan feliz? Y les respondía: “NO .TENGO DOLOR DE CABEZA”.
Esta especialista había estado por años en su consultorio, tenía un tratamiento exitoso para mi cefalea, mas yo no había acumulado en mi ser suficiente “buena fortuna” para encontrarla y para obtener mi curación.
Necesité en total 20 años de padecimiento, 13 de ellos sin Gojonzon y los 7 últimos con Gojonzon. Aun a veces, al menos 2 veces por mes, siento algún dolor que cede con un par de pastillas y que no me producen preocupación porque se que me he curado.
Si alguno me preguntara ¿porque no te has curado 100%? : le diría “por la misericordia, la budeidad existente en el universo. Estoy segura que este gran dolor es uno de los sufrimientos que me ha permitido avanzar como budista y transformar mi existencia y la de mi familia. De haberlo curado totalmente sin haber logrado la profundidad en la fe que estoy desarrollando actualmenteo, tal vez me hubiera debilitado en la práctica budista . Necesito una fe inamovible, y yo se que tengo una gran misión que estoy dispuesta a cumplir”.

Deseo concluir este relato con una orientación diaria de Ikeda Sensei, la del 20.de septiembre de 2002:

“El budismo consiste en luchar para obtener la victoria. Así es la vida. La derrota es triste. Si triunfamos, nuestras vidas desbordarán de alegría y acumularemos buena fortuna y beneficios.”

Muchas Gracias

El Invierno Siempre se Convierte en Primavera

por Kelvin Lam (Maynooth, Irlanda)
traducción de Marta Suárez

(Kelvin Lam, es un activo dirigente de distrito de la División Juvenil Masculina de la SGI-Irlanda. Nació y creció en Malasia, pero actualmente vive y trabaja en Irlanda. Él ha estado practicando el budismo de Nichiren desde que tenía 6 años de edad, sin embargo, recién el verano pasado recibió su Gohonzon en Irlanda.)

Conocí a mi novia Ashley hace 5 años cuando trabajaba en Malasia. Ella era espectacular y el tipo de mujer que yo había estado buscando, con quien podía pasar el resto de mi vida. En la medida que pasó el tiempo, nuestra relación se tornó más fuerte y profunda y nos volvimos inseparables. Era perfecto, no teníamos mayores conflictos o problemas de ningún tipo. Simplemente estabamos hecho el uno para el otro y nos amábamos tanto que comenzamos a planificar seriamente nuestro futuro así es que tomamos la decisión de casarnos en 5 años, compraríamos nuestra propia casa, etc.

La intención de Ashley era extender sus estudios y obtener un doctorado en Ciencias de Alimentos. Ella solicitó una beca para estudiar en el Instituto Nestlé en Suiza. Sorprendentemente, obtuvo la beca y pudo realizar su sueño de estudiar en Suiza. En el mismo mes que recibió la buena noticia de que había ganado la beca, se fue para Suiza. Me hubiese encantado que se quedara pero pensé que no debía ser egoísta y la apoyé por completo. El curso debía concluir en 2 años y una de las condiciones de la beca era que una vez terminados sus estudios, ella debía trabajar para la Nestlé por 5 años.

Sorprendentemente, nuestra relación se fortaleció más que nunca. Aunque estabamos a miles de millas de distancia, estábamos locamente enamorados. La extrañaba tanto, que pasado un año después de su partida, decidí irme a trabajar a Europa para estar más cerca de Ashley. Siempre soñé con viajar y trabajar en esta parte del mundo. Pero debido a mi falta de manejo del idioma francés, resultaría bastante difícil encontrar un trabajo dentro de la industria hotelera en Suiza.Así es que mi única opción ere irme al Reino Unido.

Comencé a buscar trabajo y a enviar mi curriculum a muchos hoteles en el Reino Unido, pero desafortunadamente, no obtuve respuesta de ninguno de ellos. Entonces, comencé a enviar solicitudes a los hoteles en Irlanda y tuve la buena fortuna que un hotel aceptó mi solicitud y estaba dispuesto a solicitar un permiso de trabajo para mí.
¡Ashley y yo estabamos tan felices de que hubiese conseguido este trabajo! Me tomó dos años encontrar trabajo en Europa y sentía que mis oraciones finalmente habían sido contestadas y que mis esfuerzos habían tenido su fruto. ¡Aunque no conseguí trabajo en Suiza, viviendo en Irlanda estaría mucho más cerca de Ashley que viviendo en Malasia!Llegué a Irlanda en Septiembre de 2000, en ese entonces vivía en Ennis, Co. Clare. Tres meses después de mi arribo, más o menos dos semanas antes de Navidad, recibí una llamada telefónica en medio de la noche donde me daban la noticia de que Ashley había muerto en un trágico accidente automovilístico en Suiza. Me quedé shockeado al escuchar esta noticia, no tenia ni idea de cómo reaccionar. Estaba muy deprimido y no dormí ni comí bien por semanas. Diría que éste fue el periodo más desolado en mi vida: solo y sintiéndome desesperanzado, en un país extranjero y experimentando mi primer invierno, fue una experiencia devastadora.

No le conté a nadie sobre esta tragedia excepto a mi familia y algunos de mis amigos más cercanos en Malasia. Mi familia compartió mi pesar y perdida y me alentó a invocar montones de daimoku. Mi condición de vida estaba muy baja en ese momento y mis emociones estaban llenas de confusión e ira. Muchos interrogantes acerca de la vida y la muerte, de mi practica y básicamente de mi vida venían a mi mente en todo momento y no tenía respuesta a todas ellas. No puedo recordar cuanto daimoku invoqué al día, sin embargo de alguna manera, en algún punto durante mi invocación logré revelar mi sabiduría de Buda y finalmente obtuve la respuesta que deseaba a todas mis preguntas.

Toda la tragedia sucedió por una razón. Desde el momento en que conocí a Ashley hasta el momento que llegué a vivir en Irlanda, todo formaba parte de cumplir con mi destino de estar aquí, haciendo mi revolución humana y de involucrarme totalmente en el surgimiento del movimiento de kosen-rufu de la SGI-Irlanda. Con esta convicción, tomé la determinación más fuerte de hacer mi revolución humana, cambiando mis tendencias negativas y dedicarme totalmente al movimiento del kosen-rufu en Irlanda.

Me mudé a Maynooth, en Co. Kildare, más cerca de Dublín, ya que allí conseguí un mejor trabajo, y durante los primeros seis meses del año pasado luché verdaderamente para asentarme en este nuevo medio ambiente. Nunca perdí mi fe en el Gohonzon e invocaba abundante daimoku. Me puse feliz al recibir un articulo que me envió una amiga que practica en los Estados Unidos. Este articulo se llamaba '
10 Puntos Para Obtener el Máximo Beneficio de Nuestra Practica' y estaba escrito por Jeanny Chen, una miembro de la División de Damas de la SGI-USA que vive en el norte de California. Este artículo en particular me inspiró grandemente e hice un mapa de mi práctica y de mi vida. Jeanny fue mi inspiración en ese momento.

Recibí mi Gohonzon el verano pasado en Irlanda y en agosto pasado logré tomar dos semanas de vacaciones en el Reino Unido para hacer ‘keibi’ en Taplow Court (el Centro Cultural de la SGI-UK), así como para asistir al curso de verano de la SGI-UK. Durante estas dos semanas logré irme cuatro días a Edimburgo en Escocia, para presentar mis respetos ante la tumba de Ashley. Ya que Ashley era mitad escocesa y mitad malaya, el deseo de su madre era enterrarla en Edimburgo, de donde ella era oriunda. Entoné daimoku ante su tumba y le di las gracias por su presencia en mi vida, así como por su partida, la cual cambió mi vida totalmente de una manera muy positiva y reforzó mi fe más que nunca. Realmente estoy en deuda con ella por su breve aparición en mi vida. Por último, creo que no escogí a Irlanda, ¡más bien Irlanda me escogió a mí.....!
Gracias.

Kelvin Lam Meng Kit
(Toda esta experiencia es el texto original que Kelvin compartió con todos los participantes durante el Curso de la SGI-Irlanda en Chartrettes, Francia)

Identificar Mi Karma

por Liliana Viola (Asuncion, Paraguay)

Muy buenas tardes.
Mi nombre es Liliana Viola, pertenezco al Cabildo Victoria y hace 5 años y medio que practico este Budismo.
El lema de este año es “Año de la Gloria y de la gran Victoria” cuando el otro día me propusieron contarles mi experiencia hoy, y me puse a hilvanar ideas me di cuenta que el lema de este 2003 tenía mucho que ver con lo que yo estoy viviendo dentro mío en estos días.

Desde que practico este Budismo logré muchísimas pruebas reales, muchas de ellas ya en varias oportunidades he tenido la alegría de contárselas, los que me conocen desde que empecé con sólo verme se dan cuenta de mi cambio...
Muchas veces he oído en charlas de estudio o en orientaciones de Sensei “lograr una fe inquebrantable”, comprobé en mi misma que a través del daimoku de corazón pude ir manifestando pruebas reales, y gracias a ello hoy poseo esa fe inquebrantable dentro de mi que como dice el gosho “sufra lo que tenga que sufrir, disfrute lo que tenga que disfrutar y continúe invocando, no importa lo que suceda y estoy sumamente orgullosa de poseer esa FE que no conocía.


Concreté objetivos realmente muy importantes en la parte laboral y financiera primero. En la relación con mis amados después, con mis seres queridos, con mis amigos, con todo mi entorno y empecé a modificar muchas tendencias gracias a comenzar a vivir mi propia revolución humana. Agradezco a la vida la buena fortuna de haber conocido la LEY y admiro yo misma los cambios que he logrado.
Ahora bien, desde que participé de las charlas de la Sra. Chen, comenzaron en mi unas cosquillas que se fueron haciendo cada vez más fuertes sobre un tema... EL KARMA.


Ella puso mucho énfasis en tomar conciencia del karma que hemos acumulado en esta vida y en vidas pasadas para lograr un real cambio en nuestras vidas. Y hace unos días atrás, frente a un obstáculo bastante grande y doloroso que experimenté, surgió en mi un objetivo fundamental y es ahí donde el lema de este año se convirtió en mi objetivo personal: "Lograr definitivamente el gran cambio en mi vida ya que para mi lo que he logrado hasta hoy no es suficiente, quiero elevar mi estado de vida, quiero también disfrutar de esa felicidad inquebrantable de la que nos habla el Daishonin. Este es mi gran año, donde me he propuesto que sea para mi EL AÑO DE LA GLORIA Y DE LA GRAN VICTORIA."

Quiero lograr por fin equilibrar mi KARMA, y decidí que primero era necesario identificarlo con claridad, no se, pero intuí que sólo así lograría ese cambio.
Es que cuando todo anda más o menos bien, tranquilo, armónico: aparece algo de las mismas características, algo que es una constante en mi vida y me lleva sin duda a lo mismo: el dolor y el sufrimiento.
Y me dije: "LILIANA ESTO ES TU KARMA", pero... ¿Cuál era mi KARMA? Volví a leer cuanto material estuvo a mi alcance sobre KARMA y entendí que si yo no hacía un análisis profundo de mi situación personal a lo largo de toda mi vida nunca podría lograr un verdadero cambio y hoy quiero comentarles algunos pensamientos que surgieron en mi al emprender esta lucha de identificar mi KARMA porque quizás puede ser útil para alguno de ustedes. Sepan disculpar el atrevimiento de leer esto que no pretende ser ni un discurso ni nada parecido sino que es solamente la suma de los pensamientos y conclusiones a las que llegué en estos días.

Me pareció apropiado metaforizar el KARMA con una colcha tipo pachwork, esas que se hacen con retazos de prendas en desuso de diferentes formas y colores. Cada uno de esos retazos es rescatado de ropas en desuso y eran partes de otras prendas donde, con el uso sólo se rescataban esos trozos de tela, teóricamente en buen estado y se combinan con otros de otras prendas y la suma de muchos pedazos configuran la colcha. A mi me parece que cada uno de nosotros trae una colcha y que cada uno de los retazos sería el KARMA acumulado en nuestras vidas pasadas, pero en nuestro presente se utilizan de otra forma, pues cada uno es una pequeña parte de una colcha nueva, no un artículo completo. Entonces pensé que la colcha bien podría representar nuestra conducta o la suma de muchas actitudes o tendencias que acarreamos desde el más remoto pasado. Algunos trozos son verdaderamente hermosos, sería nuestro buen karma, otros, los que más nos pesan están tan deteriorados y raídos que somos víctimas de ellos y nos llenan de culpa y de vergüenza.

En este trabajo personal que emprendí, recordé que la práctica budista nos lleva a conocer nuestra esencia, que es la parte de cada uno de nosotros que nunca muere. Es nuestro ser verdadero, que renace en el cuerpo de un bebé, el cual ha sido preparado para que sea su residencia y hogar temporario durante esta vida
Sabemos al nacer perfectamente lo que nos falta aprender. Como budista, se ahora también que cada nuevo nacimiento me ofrece la posibilidad de hacerlo.

En cada vida que he vivido he reunido varios atributos, algunos positivos y otros muchos muy negativos, hasta hoy ME HE DEJADO GOBERNAR SIN ESCUCHAR MI YO INTERIOR. Pero he sido tremendamente afortunada en esta vida al conocer el Budismo y poder cortar los lazos de mi KARMA.
Nos enseñaron que todos somos iguales, que nadie vale más o menos que otros y que todos tenemos el estado inherente de la Budeidad, entonces... ¿porqué hay tal aparente disparidad entre las personas? Se pueden envolver dos diamantes idénticos en envoltorios diferentes ¿pero por esto su interior es menos valioso? NO, si no abrimos el envoltorio y descubrimos el contenido, nunca podremos evaluarlo.

Lo mismo ocurre con nosotros, lamentablemente hemos sido programados para identificarnos con nuestra cubierta exterior, y lo hacemos tan bien, que muy pocas veces logramos actuar según nos dicta nuestro yo interior. Y ES AHÍ DONDE NOS EQUIVOCAMOS, dejándonos llevar por nuestro ego y nuestras tendencias y el círculo del KARMA sigue... en esta existencia y en las futuras.
Sin embargo son nuestros cuerpos los que nos permiten vivir en el mundo y aprender a través del dolor y con mucho daimoku a romper el KARMA que hemos puesto en movimiento. Ahora tengo la oportunidad de hacerlo, podemos comparar el KARMA con un boomerang, pero yo prefiero ser más romántica y lo comparo con una paloma mensajera... DEBE REGRESAR A LA MANO DE LA PERSONA QUE LA SOLTÓ. Entonces vi que:
EL KARMA VUELVE A MÍ EN LA MISMA FORMA QUE LO SOLTÉ. Es costumbre en nosotros hacer responsable a los demás o a cualquier estímulo o causa ajena de nuestros problemas, práctica que resulta totalmente improductiva, YO COMO BUDISTA TENGO LA RESPONSABILIDAD en esta existencia de no desperdiciar la oportunidad que recibí al conocer la Ley Mística de revertir mi KARMA y lograr mi felicidad a través de mi práctica CONSTANTE Y SINCERA.

TODOS tenemos la idea y nos autoconvencemos de que somos buenos pero si realmente queremos cambiar debemos ser sinceros y reconocer nuestros errores. Hay gente que utiliza distintos métodos para hacer regresiones a sus vidas pasadas pero por fin entendí que no hace falta realmente tener una idea cabal de cada hecho o causa negativa que hayamos generado ya que como leímos en las enseñanzas muchísimas veces “basta con ver nuestro presente para identificar nuestro KARMA”.

Entonces hice una lista concreta de los hechos que me causaron dolor y pude reconocer mi KARMA, y llegué a estas afirmaciones:
Seguramente yo me alejé de mis padres en esta vida y en vidas pasadas, es por eso que mis hijos se alejaron de mi para que yo pueda pagar ese KARMA. Acepto las causas hechas por mi y agradezco todo el sufrimiento por el que atravesé en mi cuerpo actual ya que solamente así pude cortar los lazos, ya que cuando esto sucedió yo ya practicaba este Budismo y pude entender a mis hijos.
Mi madre era autoritaria, excesivamente controladora y muy poco afectuosa, me castigaba severamente sin yo saber cuál era el motivo del castigo, como consecuencia de ese maltrato me volví una persona muy insegura, y eso me hizo muy infeliz y solitaria.

Ahora que comprendo que seguramente fue una de mis mejores maestras ya que yo necesitaba vivir mi infancia de ese modo para equilibrar mi KARMA. No me cabe ninguna duda que ella actuó así conmigo para que yo sintiera en carne propia lo que le hice a otras personas. Sin embargo gracias al Budismo entendí que debía transitar ese camino de una infancia insegura, para valorar la seguridad que encuentro en mi misma a través de entonar NAM MYOHO RENGE KYO.

La consecuencia de mi práctica fue la decisión de brindarles a mis hijos sólo amor y que nunca pasaran lo que yo pasé en mi niñez.
Seguramente yo fui violenta y agresiva, abandoné a los que me amaban y ofrecí relaciones conflictivas a mis parejas, causándoles muchísimo dolor en esta vida y en pasadas, es por esto que no he logrado mantener nunca una buena relación de pareja. AGRADEZCO profundamente en esta vida a las personas que me agredieron o fueron violentas y conflictivas ya que ellos debieron actuar así conmigo para que yo pudiera pagar ese retazo de mi KARMA.

El Daishonin nos enseña que sólo con dolor se aprende profundamente, POR LO TANTO AGRADEZCO LOS HECHOS y a las personas que tuvieron que desempeñar ese papel en mi vida ya que sufriendo es la única manera de saldar parte de mi deuda.
SOLO ES POSIBLE SUPERAR UN DOLOR O SUFRIMIENTO SI ACEPTAMOS LA LECCIÓN QUE NOS BRINDA.
Tuve que disponerme a invertir muchísimo tiempo y esfuerzo para observar la enorme variedad de situaciones, experiencias y relaciones en que me vi envuelta y preguntarme muchísimas veces qué conducta pasada se volvía contra mi en la misma forma que antes. Y la única manera de saberlo es vivir en el presente lo mismo que yo hice vivir a los demás en el pasado. Si herimos a alguien con nuestros pensamientos, sentimientos, palabras o actos, tenemos que sufrir la misma crueldad para equilibrar la balanza.
Nadie ni nada más que yo es responsable de lo que me sucede.

Fui tremendamente sincera y enfrenté sin tapujos las causas que explican mis problemas, no estoy segura que todas las dificultades desaparezcan de la noche a la mañana, pero sin duda examinarlas me sirvió para comprenderlas y aceptarlas y no tengo miedo a no poder revertirlas ya que ahora las conozco y el miedo siempre es causado por el desconocimiento, cuando llega el aprendizaje, el miedo no está.
Después de esto luché conmigo misma para sentarme frente a mi GOHONZON y reconocer MI KARMA y arrepentirme de causarlo, mi mente no quería dejar de creer que soy buena... Que no era posible que yo hubiera hecho cosas tan malas. Cuando logré reconocerme a mi misma, me sentí tan bien, me desinflé como un globo. Entoné NAM MYOHO RENGE KYO y me sentí especialmente tranquila.

Tenemos defectos y cualidades y casi siempre tratamos de ocultar nuestras falencias a los demás, pero lo más grave es ocultarnos a nosotros mismos. Nos engañamos y engañamos a los demás simulando que somos intachables, pero esa actitud de “buenitos” no nos brinda crecimiento o integridad. Sólo cuando estuve dispuesta a reconocer mis fallas es cuando surgió la necesidad de corregirlas, cuando dejé de ocultarme todos los aspectos tan negativos que poseo y pude admitirlos, sólo así tuve la certeza que podré empezar a cambiar.
Aquí empezó el trabajo real, el punto de partida, asumí mi KARMA, tuve un arrepentimiento sincero frente a mi GOHONZON y soy conciente del daño y del dolo que le he causado a muchas personas.

ESTOY MUY APURADA por ser mejor, nadie puede hacerlo por mi, necesitaré mucha dedicación, perseverancia y determinación, pero ya no puedo esperar que nadie me salve, muchos pueden brindarme su valioso aliento, pero sólo yo munida de las mejores herramientas: FE en el Budismo de Nichiren Daishonin, PRÁCTICA sincera y perseverante y mucho ESTUDIO, VOY A LOGRAR EL AÑO DE GLORIA Y GRAN VICTORIA.
NO QUIERO MÁS MEDIAS TINTAS EN MI VIDA, QUIERO UN CAMBIO RADICAL, viviendo el presente sin pensamientos, sentimientos, palabras o acciones negativas contra ninguna forma de vida.

Varias veces cuando me sucedía algo doloroso pedí orientación a mi responsable y él me decía “preguntate PARA QUÉ” y yo no podía entenderlo ... En estos días me di cuenta:
¿PARA QUÉ VIVÍ LO QUE VIVÍ? PARA RECONOCER DEFINITIVAMENTE MI KARMA Y SENTIR COMO SENTÍ UN SINCERO Y MANSO ARREPENTIMIENTO.

Lo Imposible Posible MI EXPERIENCIA

Experiencia de Yozaira Guillen, Div. Damas Han Bonsai. Dtto Flor De Loto. Caracas. Venezuela. 2004
Corregida por Celia Prades


Mi nombre es Yozaira Guillén; soy miembro desde hace aproximadamente un año, aunque practicando tengo como 10 años de manera interrumpida. Me siento hoy muy feliz de poder contar mi experiencia. Ahora ya sé cómo se sienten los miembros de esta organización cuando lo hacen e inspiran a la gente a la consecución de sus metas personales.

Soy una profesional que tiene su propia compañía, y como es de conocimiento de todos los que laboran por su propia cuenta, con la economía venezolana actual, los ingresos no son periódicos ni recurrentes por lo que hay unos meses muy buenos y unos muy malos.

A finales del 2003 los meses fueron muy malos, de hecho el colchón que tenía para cubrir los meses muy malos se me fue agotando, toda vez que mi nivel de gastos es alto ya que soy mamá-papá y tengo todo la carga económica que implica el mantener una familia.

No obstante en mi interior pensaba: “esta práctica me ha hecho un ser humano más fuerte ya que he venido practicando regularmente y siempre siempre termino resolviendo”, es decir, mi oración siempre había sido respondida. Por lo que, en vez de dejarme arrastrar por la preocupación económica, en todo este fuerte período de tiempos muy malos me incentivé a hacer más daimoku (repetir Nam Miojo Rengue Kio), estudiar más sobre los principios que plantea el budismo sobre la vida, a conocerme un poquito mejor y reflexionar sobre mi misma y qué debía cambiar para convertirme en mejor ser humano, y a aprender a controlarme en cualquiera de mis excesos, ya que mi naturaleza es ser muy hiperactiva.

Ya para el mes de Abril empecé a ver frutos de esta práctica más intensa, la recuperación de la situación económica se hizo más evidente, yo me sentía más centrada en manejar mejor mi comportamiento financiero, me sentía llena de esperanza y fortaleza y muy feliz. Y es con este estado anímico, que a finales de abril me llama la dueña del apartamento donde vivo alquilada, y de manera inesperada para mí, que me veía viviendo allí por muchos años más, me informa que el hijo se viene a vivir a Caracas y que necesita el apartamento lo más pronto posible, En ese momento me llené de angustia (ya que todo cambio radical en la vida del ser humano la causa), quedé como en shock, o sea, el de haber superado las pasadas dificultades económicas y verme enfrentando una más sin descanso. Sin embargo mi angustia tenía una característica nueva, era controlada por mí, no superaba mi estado anímico de persona llena de coraje y determinación y esto ya era un logro porque anteriormente caía en desesperanza cuando enfrentaba los problemas.

Inmediatamente hice lo que siempre nos dicen, busqué apoyo en la fe, Llamé a una excelente amiga, miembro de la organización y mi mamá shakubuku (que es la persona que me habló por primera vez de esta práctica) y le expliqué mi problema y le pedí orientación. Nunca olvidaré lo que me respondió: ¿Tú no eres budista? Pruébalo, rétate a comprar un apartamento antes de que el año acabe, eso sí, me indicaba ella, de tres habitaciones, dos baños, estacionamiento, maletero y en el este de Caracas y fija el precio que quieres pagar. Yo no salía de mi asombro, tenía que desocupar este apartamento, no tenía a donde mudarme ni dinero para hacerlo, y mi amiga me decía que comprara uno, cuándo lo iba a comprar, cómo era, y para remate ella me fijó el precio por el que podía adquirirlo (no más de cien millones me dijo), porque yo como seguía en estado de shock más con lo que ella me decía, no tenía palabras.

Ella habló decidida: “Necesitas la prueba real de que esta práctica funciona inclusive para lo que no te atreves a soñar, porque además de que estás haciendo muy bien tu práctica, eso es lo que el budismo te dice. Eso sí, remató, requieres un mayor esfuerzo en la práctica, más horas de daimoku (repetir Nam Miojo Rengue Kio), no fallar a las actividades que te propongas, hablarle a otros del budismo y esto te permitirá desarrollar mucha fe.

Yo le decía, “¡Pero de dónde voy a sacar el dinero si necesito de 2 millones 500 mil para cubrir gastos mensuales y adicionalmente tengo que ahorrar como 40 millones y pedir en política habitacional el resto, como 60! Ella me respondía “hagamos daimoku y el dinero va a salir, no podemos decir ahora de dónde, pero vendrán clientes y trabajos nuevos importantes y así sucederán otras cosas que no sabemos, ¡retémonos!

Así empezó un plan de acción que consistía en hacer 3 horas mínimas de daimoku diario, muchas veces juntas, luego comprando periódicos todos los días, subrayando los apartamentos que nos parecían atractivos según lo que buscábamos (precio, ubicación y 3 Hab., 2 baños, Etc.), haciendo citas y viendo uno tras otro. Para poder lograr las 3 horas diarias de daimoku, tuve que levantarme a las 4 de la mañana (costumbre que me costó muchísimo puesto que soy de naturaleza mas bien noctámbula). Igualmente sacábamos cuenta todos los días reflexionando sobre el tema, y el resultado era que tendría que vender el carro, contar con algo de capital que yo tendría que ahorrar, y siempre, siempre, no dudar que el banco me iba a prestar el máximo permitido. Gracias a estas reflexiones empecé a darme cuenta del área de mi vida donde tendría que recortar gastos, otros que eran superfluos, logrando manejar mi situación financiera de una manera más consciente. Al cabo de un tiempo de esta práctica constante de 3 horas diarias, fueron llegando los clientes que necesitábamos, las negociaciones se daban rápidamente (no había que esperar interminables meses a que el cliente aceptara nuestra propuesta como es lo típico) y por montos importantes, tal y como nos lo habíamos propuesto como necesario para lograr el reto del apartamento. Así pude vislumbrar que había la posibilidad de que consiguiera lo que me faltaba de opción de compra sin necesidad de vender el carro, situación que también me preocupaba porque sabía de la necesidad de mi vehículo para mi mejor desempeño laboral y familiar.

Entre apartamento y apartamento, algunos días me encontraba decepcionada, cansada y medio deprimida, toda vez que pasaba el tiempo y no conseguía lo que quería. Pero como mantenía el daimoku o lo subía, sentía mucha fortaleza interior, y la seguridad de que mi apartamento me estaba esperando en alguna parte, y que iba a tener una señal muy fuerte dentro de mí que me indicaría que ese era el apartamento del Kosen Rufu y que la persona iba a aceptar las condiciones que yo podía proponer y me iba a esperar mientras el crédito de la política habitacional me salía. El pálpito vino, era el apartamento con las características anheladas, la señora aceptó mis condiciones y así firmé una opción.

Pero llegado este momento aun permanecían dos obstáculos: el dinero para dar la inicial, no lo tenía y necesitaba que política habitacional me aprobara el monto máximo del préstamo, acallando innumerables asesores bancarios que me decían que esto era imposible. Me repetía a mi misma constantemente, yo soy budista, no tengo límites, lo voy a conseguir. Como una opción parcial acudí a un prestamista privado y le solicité el préstamo para la inicial pagando un interés del 10% mensual. Resolví por ahora. Pero era un monto que no podía mantenerme pagando, era demasiado alto para mí. Por otro lado, introduje los recaudos de política habitacional no pensando nunca que me lo iban a rechazar y entonando con determinación siempre de que me iban a otorgar el monto solicitado.

La gente a mí alrededor que sabía la situación por la que estaba pasando me decían: ¿Lo pensaste bien? ¿No te estarás apresurando? ¿No tienes miedo? O, ¡TÚ ERES LOCA!, ¿Cómo vas a hacer con tu hija, los gastos que tienes ahora, y seguir manteniendo tu nivel de vida?, Etc... Ya a esta altura de mi reto y con la cantidad de daimoku que hacía no sentía miedo, obstáculo que se presentaba me hacía entonar más y más. Estaba resteadísima... con mi objetivo claro, la casa del Kosen Rufu, y de corazón lo siento, ya que a esta práctica le debo el ser cada día mejor persona y tener más sabiduría para poder transmitir la Ley a las personas de la manera correcta y sin el menor cúmulo de duda.

El crédito salió sin complicación alguna como lo había solicitado, logré reunir el resto de la inicial con mi esfuerzo laboral y algunos buenos amigos que me cedieron su política habitacional sin dudarlo, gracias sólo al hecho de haber sido buena amiga. Y para ñapa, no vendí el carro. Todo salió como siempre habíamos dicho desde el principio. A pesar de que sé que ahora me surgen nuevos y complicados retos económicos en mi vida, ha crecido un profundo agradecimiento al Gojonzon, a mi práctica diaria de Nam Miojo Rengue Kio, a la persona que durante todo este tiempo me apoyó, no me dejó desfallecer ni un momento y que en mis peores momentos me decía: ”yo lo único que sé hacer para enfrentar las dificultades de la vida y siempre ser victoriosa es daimoku y es lo único que te puedo ofrecer en este momento difícil. “¡Vamos a hacer daimoku ya!”, Donde sentí y comprendí realmente lo que es la relación mentor-discípulo, el apoyar a otros desinteresadamente y por el solo gusto de verlos felices. También siento un profundo deseo de enseñar a mucha gente que Nam Miojo Ruegue Kio “sí funciona”, “que no hay límites”, pero que para lograr tus sueños sí debes hacer un esfuerzo mayor y preguntarte cada día si estás haciéndolo correctamente y cuánto mejor lo puedes hacer.

Ahora soy la mejor crítica de mi vida, estoy más controlada (no tan impulsiva) y con muchos deseos de ser cada día mejor ser humano. No les voy a contar mis nuevos retos ya que espero estar sentada con ustedes nuevamente contándoles más y más experiencias... Gracias a todos por su atención.

Experiencias en espanol

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11.1.05

Ire hasta el fin de mi sueño Experiencia de Alessio Carbone

Alessio Carbone, miembro de SGF, primer bailarin de la Opera de Paris, aparecida en la revista de la juventud « Cap por la paz » No.483 . Paris, 5 de Mayo 2003.
Traducción Roberto Pozzi.
Sokadance, septiembre 2003

Me llamo Alessio, soy italiano y vivo en Paris desde hace cinco anos.
Es la segunda vez que me permiten de expresarme en « Cap por la paz » ; ma primera vez fue para compartir el primer gran beneficio en mi trabajo. Comence a practicar en 1999, soy bailarin y pertenezco al Ballet Nacional de la Opera de Paris y la practica me ha dado las fuerzas para poder llegar a todos los niveles que nos puede permitir esta gran compania. Los niveles de Cuadrilla, Corifeo, Sujeto, y Primer bailarin (por orden gerarquico), se pueden lograr pasando concursos y examenes, salvo el de Bailarin estrella, que es solamente otorgado por la direccion de la Opera. Cuando comence a practicar, mi puesto dentro del Ballet era el de Cuadrilla, pero desde que era pequeno siempre sone con llegar a ser primer bailarin. Dos meses luego de mi primer gongyo y pasando los examenes anuales, pude obtener por concurso el titulo de Corifeo. Fue mi primer prueba concreta de la practica.


El Budismo me permitio conocer muchos amigos y poder compartir grandes emociones con ellos y juntos realizamos muchas actividades, lo cual fue para mi muy dificil, debido a que mi trabajo me absorbe toda la fuerza vital, sin contar con las luchas debidas a los ataques en la prensa contra Gakkai, como ciertas criticas en las revistas de Danza.

Aun asi, nace en mi la necesidad de luchar con el mismo corazon de mi maestro, Ikeda Sensei, para ganar la batalla de mi vida.
Al ano siguiente obtengo por concurso el titulo de Sujeto. Un Sujeto es casi como un solista, es un puesto codiciado por todos los bailarines porque modifica considerablemente tanto la vida profesional, como la economica.

La practica me ha permitido ir hasta el final, y cuando senti la confianza decaer, mis amigos budistas estaban siempre presentes para darme aliento. Lo mas sorprendente es que obtuve el puesto de Sujeto en el primer intento, naturalmente. Hay pocos bailarines que lo logran, puesto que deben pasar varias veces el concurso y no siempre con buen resultado, pero lo mas duro me quedaba aun para realizar, el ano siguiente : preparar el concurso para obtener el puesto de Primer bailarin. Me daba miedo solamente de pensarlo ; por lo tanto era lo que aspiraba desde nino y no podia abandonar esa meta.

Una vez que pude establecer claramente la decision en mi corazon, le escribi al presidente Ikeda para comunicarle mi desafio de obtener el puesto de Primer bailarin en 2002 !
Al fin de un seminario de capacitacion en Trets (Centro Europeo en el sur de Francia)pude reafirmar mi decision delante de todos mis companeros de la ley .Senti inmediatamente una gran alegria y una enorme responsabilidad, puesto que me habia lanzado un gran desafio y una frase me venia al espiritu cada vez que el miedo aparecia : « Todo se puede realizar con la fe ».

Continuaba mi progreso como bailarin, cuando se me produce un accidente muscular debido a un salto que me obligo a dejar de bailar durante 40 dias seguidos de 20 dias de reeducacion. Eramos ya el 10 de Octubre y debia pasar el concurso el 30 de Diciembre del 2002.

En la misma epoca, mi abuelo entraba en Italia al hospital, puesto que le habian descubierto un cancer en la sangre. Fue un choque enorme, porque mi abuelo es como un padre, puesto que siempre me ha dado mucho aliento para que realice mis suenos y es mi mejor admirador.
Viajé inmediatamente a Milan para visitarlo y se puso muy contento de verme y despidiendome le dije : « abuelo, el 30 de diciembre sere primer bailarin y es necesario que esperes hasta esa fecha ». El me respondio : « estaré ». A principios de Noviembre, no sabia todavia si podia o no pasar el concurso dado al problema muscular, pero teniendo Gojonzon y unos padres maravillosos (los dos ex-bailarines), que vinieron especialmente desde Italia para ayudarme a preparar el concurso, canté mucho daimoku y trabajé duro.
Habia solamente dos puestos de Primer Bailarin y eramos diez que concursaban y sabiendo que mis colegas son muy buenos bailarines y con mas experiencia que yo…

El dia llego y un minuto antes de entrar al escenario, pensé en mis padres, en mi abuelo y en presidente Ikeda al igual que mi decision tomada en Trets.
Senti una inmensa energia en todo el cuerpo y las dudas desaparecieron.
En escena me sentia feliz y en ningun momento tenia la sensacion de estar pasando un concurso, sino de estar bailando en un espectaculo ; ya habia ganado la batalla.
El mismo dia, finalizado ya el concurso, me comunicaron que habia sido clasificado como Primer Bailarin, realizando de esa manera mi sueno de infancia.

En cuanto a la salud de mi abuelo, la gran sorpresa fue que los medicos se habian equivocado con el diagnostico y esta aun con nosotros y preparando su viaje a Paris para aplaudirme en la escena de la Opera.
Un mes despues de haber pasado mi concurso, el Ballet parte en gira a Japon y yo con el, dandome asi la posibilidad de encontrarme con mi maestro Ikeda Sensei y poder expresarle mi agradecimiento.
Estos tres anos de practica y actividades me han permitido tomar conciencia de que el hecho de haber encontrado la Ley Budista es una de las cosas mas bellas que pudieron ocurrirme en la vida. Mis hermanos han comenzado a practicar desde hace dos anos, y nos hemos acercado unos a otros mas que nunca. Los tres tenemos hoy, un gran sentimiento de agradecimiento a nuestros padres por haber estado siempre a nuestro lado para sostenernos.

Acerca de mi madre con Cancer (EXPERIENCIA DEL SR. KORT JACKSON)

Kort Jackson. Responsable de Distrito de la Div. de Caballeros, San José, California, Estados Unidos
Tomado de la Pagina Web de la SGI-USA, septiembre de 1998.

Traducción: Ana Teresa Pérez
De los archivos de: Celia Prades

Mi madre pasó muchos anos sufriendo de una cosa y de la otra. Tuvo cáncer de seno y problemas de los oídos cuando tenía poco más de 40 años. Padecía de artritis, de problemas del corazón y de congestión pulmonar así como de osteoporosis después de cumplir los 50 años. Debido a la artritis tuvo que ser intervenida y ambas rodillas le fueron reemplazadas por huesos artificiales. En varias ocasiones estuvo recluida en la unidad de cuidados intensivos por complicaciones pulmonares o cardiacas. En resumen casi siempre estaba enferma. -mantenía una caja llena con las medicinas que debía tomar a diario. En casa nos preguntábamos si lo que estaba ocurriendo no era que, en realidad, ella se había acostumbrado tanto a tomar medicinas que las seguía tomando aun sin necesitarlas. Antes de que yo cornenzara la práctica había sido ingresada al hospital una y otra vez. Cada vez era por algo peor. Después de cada crisis lucia más y más débil. Yo estaba sumamente preocupado. No había nada que detestara tanto como verla sufrir. Ella nos decía que, debido a la artritis, el dolor en los tobillos le hacía sentir como si caminara sobre los pies en carne viva. Mi gran deseo era eliminarle todo eso. Quería verla sana y feliz.

Entonces encontré el budismo. Comencé a entonar Nam-miojo-rengue-kio y a hablarle de la fe a toda mi familia. Con el tiempo pude ver que los problemas de mamá comenzaron a aminorar. Sus estadías en el hospital pasaron a ser menos frecuentes y obedecían a razones menos graves, cuando era dada de alta ya no se veía tan débil. iEsto me hizo sentir tan bien!

Ella tuvo que enfrentar un conflicto de fe. Se debatía entre si -entonar daimoku o regresar a la religión que había practicado toda la vida. Quería entonar daimoku porque creía en mí, pero tenía fuertes dudas. Cada vez que tenía que volver al hospital papá nos decía que ella había estado haciendo por un tiempo los rezos de su religión anterior, en vez de daimoku. Con el tiempo se hizo totalmente evidente que cuando ella dejaba de entonar daimoku se volvía a enfermar y tenía que ser hospitalizada y que cuando yo estaba a su lado y entonaba daimoku con ella se recuperaba rápidamente. Este ciclo se repitió una y otra vez.

Pues bien, ella luchó y luchó y estaba saliendo bien de sus crisis, luego del transplante de rodilla, hasta que un día presentó un serio problema y papá la tuvo que llevar de nuevo al hospital. Le fueron diagnosticando cinco arterias y dos válvulas en mal estado en el corazón. Su cavidad torácica estaba llenándose de líquido, y éste ejercía una fuerte presión sobre el pecho. No estaba respondiendo a los medicamentos. El médico le dio pocas horas de vida, no más de dos días y nos dijo claramente: "ella no saldrá viva de este hospital".

Salí de mi trabajo y corrí al hospital donde estaba, a dos horas y media de camino. Cuando llegué mi padre y mi hermano estaban allí. Hice que nos pusiéramos a entonar daimoku al lado de su cama. Ella lucía muy mal allí, dormida con los ojos totalmente en blanco, a medio abrir. Los pulmones resonaban al compás de su respiración, el rostro pálido por la falta de sangre. Los pulmones estaban llenos de líquido y no respondían al tratamiento. El médico pensó que esto acabaría con su vida. Nosotros estábamos muy tristes. Hacíamos turnos entre orar y llorar. Era difícil de aceptar que ella se estuviera muriendo. Siempre había sido tan maravillosa. No merecía morir a los 61 años. Seguíamos orando a su lado con todas nuestras fuerzas, a pesar de nuestro estado emocional. A los pocos días mostró algunos signos de estabilidad. Ciertamente, el líquido en sus pulmones había comenzado a disminuir. Parecía estar bien. Entonces volví a mI trabajo por un día. Al día siguiente, sábado, volví al hospital y todos oramos juntos, de nuevo, con ella. Pero aún así, no me sentía satisfecho con su progreso. Ella parecía estar en el limbo. No se estaba muriendo pero tampoco mejoraba. Sabía que tenía que hacer algo.

Ese sábado yo tenía una actividad del Grupo Soka en la que quería participar. Fui y me quedé orando por mamá por el resto del día. Antes de comenzar mi daimoku llamé al responsable del territorio de San Francisco. Le pedí orientación sobre cómo concentrar mi oración. El me dijo que no fuera egoísta. Me dijo que tal vez ella sería más feliz si pudiera pasar a su nueva vida. Comprendí. No tenía que orar por su recuperación sí, después de todo, ella iba a seguir sufriendo.

Cuando comencé a entonar daimoku, lo primero que oré fue por saber, en lo más profundo de mi ser, cuál debía ser mi enfoque. Pensé mucho en la orientación de mi encargado... pensé en todo. Finalmente me di cuenta de que lo que tenía que hacer era orar por su Budeidad. Así, pasará lo que pasara, ella estaría feliz. Durante el resto del día entoné daimoku y la pensaba flotando sobre una flor de loto dorada. Ella irradiaba una luz blanca y sonreía mostrando agradecimiento en los ojos. Me hice una imagen de su rostro sonriente, sus ojos felices y su cuerpo perfecto pleno de alegría y bañado por un sol brillante. Estas imágenes se mantuvieron en mi mente así, todo el día. El daimoku salía de mi boca sin que yo pensara en ello. Mi mente estaba totalmente inmersa en su felicidad. Yo era completamente uno con el universo y con la Budeidad de mi madre.

Hacia la tarde, algo excepcional ocurrió. Cuando estaba entonado daimoku, de pronto, la habitación pareció haberse tornado en oro. Los ideogramas del Gojonzon, parecieron saltar hacia mí como fuego y un intenso pensamiento llenó totalmente mi mente. "NO HAY NADA QUE NO SEA MIOJO". El salón permaneció dorado por un rato. Oro brillante como mirar hacia el sol. Hasta me pellizqué la mejilla para ver si era real o si yo estaba en una especie de trance. Pero pude percatarme de que estaba totalmente despierto. Había oído a otros hablar de experiencias similares. Supongo que ese era mi momento. No había nadie más en el salón. Seguí entonando daimoku y seguí pensando en la Budeidad de mi madre.

Después, al continuar mi daimoku me sentí cada vez más y más feliz. Mi vida estaba tan llena de poder! Era algo increíble! Sabía que ella estaría bien. Pude realmente sentirlo. Al día siguiente hablé con mi padre. El me dijo que aproximadamente a la misma hora que yo estaba viviendo mi experiencia, mamá había empezado a perder el líquido que tenia en los pulmones. Había perdido el 50%. Al día siguiente perdió el resto y a los pocos días, el jueves, se fue a casa con papá. Los beneficios no pararon allí. Resultó ser que gracias a este incidente, mamá fue decretada oficialmente incapacitada y por ello recibió un suplemento a su pensión del seguro que les dio suficiente dinero extra para las medicines y el oxigeno que necesitaba. Mi padre, por otra parte, podía ahora pasar más tiempo con ella pues, gracias a ese dinero extra, ya no tenia que trabajar tanto. Ellos pasaron mucho más tiempo juntos a partir de allí.

Posteriormente también nos dimos cuenta de que todos los dolores que le causaba la artritis habían desaparecido completamente. Mamá caminaba por toda la casa con relativa facilidad, cosa que no había podido hacer en los últimos 10 años. Estaba feliz, cómoda, y pudo pasar muchos momentos de gran calidad con el hombre que tanto amaba. Yo estaba tan feliz con esto. Deseaba tanto que ellos pudieran celebrar su 40 aniversario de casados y, ese año, lo celebramos todos juntos. Les regalé un fin de semana de estadía en un hotel de su preferencia y todos los miembros de la familia pasamos el fin de semana junto con ellos. Fue algo tan importante para mí.

Pasado mas de un año después de mi "dorada experiencia" mi madre murió camino al hospital. Se había caído e íbamos a que le examinaran el brazo. Comenzó a respirar con dificultad. Papá y yo empezamos a entonar daimoku por su salud allí, en el auto. Mi hermano estaba en clases. Cinco minutos antes de llegar al hospital murió, con nosotros tomados de la mano, entonando daimoku. Creo que allí, en ese mismo momento, ella alcanzó la iluminación. Ella ha estado conmigo desde entonces.

A partir de allí, he sabido que NADA ES IMPOSIBLE con el Gojonzon. NO HAY NADA QUE NO SEA MIOJO. Esto significa que tenemos control absoluto, si es que decidimos asumir el control. Esta realidad está tan profundamente arraigada en mi conciencia que la confianza penetra absolutamente todo mi ser. Las fuertes adversidades hacen firme el carácter y lo hacen más poderoso. Aprendí a jamás tener miedo. Solamente puedo ganar. Tengo el Gojonzon.

Lo que mi madre me dio, su gran contribución a mi vida, fue mostrarme cómo dar amor. Es algo que siempre atesoraré.

10.1.05

EXPERIENCIA DE UN JOVEN DE OKINAWA

Tomado de Internet por Ricardo Del Río. Revisada por: Celia Prades

Mi familia estaba compuesta por mis padres, mi hermano menor y yo. Mi papá poseía una empresa constructora pequeña, pero rentable. Yo vivía en una casa bella con un terreno grande que era la admiración del pueblo. En general, tenía una vida muy cómoda. Pero era minusválido de nacimiento, estaba paralizado desde el cuello. La única parte del cuerpo que podía mover eran mis brazos, dependía de otros para mis necesidades básicas, no podía comer o usar el baño por mí mismo.
Cuando cumplí 10 años mi padre murió repentinamente, dejando a mi familia en la oscuridad. Mi madre se encargó de la compañía aunque no sabía nada del negocio. Tenía empleados por quienes preocuparse y dos niños que cuidar. No pudo lamentarse por mucho tiempo, la realidad era dura. No conocía nada sobre construcción o arquitectura y pronto tuvo que enfrentar serias dificultades. Comenzó a pedir dinero a los prestamistas para mantener el negocio solvente, hasta el momento en que no pudo tomar más dinero prestado y finalmente el negocio quebró. Quedó con una gran cantidad de deudas y no tenía perspectivas de pago. ¿Qué podía hacer ella sola?, podía amortizar la deuda poco a poco, pero no podía cancelar los altos intereses acumulados por los prestamistas. Estos reclamaban su dinero de manera muy sucia. Los mafiosos Yakuza se la pasaban todo el día desde muy temprano en la mañana hasta muy tarde en la noche para crear conmoción alrededor de mi casa. Colocaban avisos en áreas notorias donde decía “devuélvanos nuestro dinero” “Ladrona”. Esto fue sólo el comienzo. En otra oportunidad soltaron varios perros doberman en nuestro jardín, en otros lanzaron pollos decapitados en nuestra casa. Esta clase de presión continuó. Mi hermano cuando se trasladaba a la escuela recibía agresiones severas, la gente le tiraba piedras y fue herido física y emocionalmente todos los días.
Un día mi madre no pudo soportarlo más, tomó a mi hermano y se fue, me abandonó. Me di cuenta que mi madre me había abandonado tres días después, yo estaba en cama, pero me esforcé y me arrastré hasta nuestro jardín. Solamente había grama creciendo allí pero comencé a comerla para sobrevivir. Mientras yacía en el jardín, comiendo grama solamente, el resentimiento y la ira contra el abandono de mi madre me fue invadiendo y parecía fuego. ¿Para qué vivir?, ¿qué esperanza tenía?, ¿qué se suponía debía hacer con mi cuerpo incapacitado?
Cinco días más tarde mi tía pasó a visitarme. Me encontró comiendo grama en el jardín. Me llevó a su casa y me adoptó. Desde entonces me dediqué a sobreponerme a mi impedimento a través de rehabilitación. Para poder asistir a la escuela tuve que someterme a una fuerte rehabilitación y entrenamiento para manejarme en una silla de ruedas. Desde entonces, me esforcé más que nadie. Me convertí en el primero de mi clase y forme parte del equipo de basketball en sillas de ruedas. En un evento deportivo para minusválidos gané el segundo lugar en la carrera de 100 metros. Mi compromiso con la rehabilitación dio sus recompensas y comencé a tener mayor habilidad en mis dedos. Más tarde aprendí caligrafía. Fui reconocido por mis méritos y recibí muchos certificados. Incluso aparecí en un panfleto producido por el gobierno japonés para darlo a conocer a Japón y a su gente. Mas tarde, asistí a una escuela vocacional para aprender dibujo. Después de graduarme, me encontré trabajo en ese campo. Extrañamente, seguí los pasos de mi padre. Todo ese tiempo la única razón para todo este compromiso era que tenía un objetivo, una fuerte determinación en mi mente. Esta era encontrar a mi madre. Quería encontrarla y matarla. Mis resentimientos hacia ella por el hecho de abandonarme eran lo que me conducía.
Tuve dificultades con mis compañeros de trabajo. Tuve amargas experiencias. Desde mi infancia desarrollé una personalidad retorcida. Algunos compañeros se ofrecían para ayudarme con la silla de ruedas, pero yo siempre los espantaba diciéndoles: “No crean que soy tonto” o “no quiero su lastima”. Siempre me comporté de esa manera, por lo que lógicamente me quedé solo. Nunca quise ser tratado de manera diferente. Siempre estuve consciente de mi incapacidad y quería mostrar que podía hacer más cosas que la gente normal.
Un día en el trabajo, repentinamente vomité sangre. Fue casi un galón (4 litros). Fui enviado al hospital. El resultado de los exámenes mostró que tenía cáncer en fase terminal. El médico no podía hacer nada. Me dijo que tratara de disfrutar el tiempo que me quedaba de vida. Entré en shock y desesperación. Me sentí sólo y perdí completamente la voluntad de vivir.
Durante ese tiempo un hombre joven me visitó. Fue mi compañero en la escuela vocacional y también estaba en silla de ruedas. Su familia era pobre y sus padres estaban en cama e incapacitados. El

vivía en una casa muy fea, pero siempre estaba contento y nunca alardeaba de sus grandes esfuerzos. Me habló sobre el Budismo de Nichiren Daishonin y sobre la Soka Gakkai. Me convenció de que podría sobreponerme a la enfermedad y recuperar mi salud nuevamente. Me refirió el Gosho que decía: “Mas valioso que el tesoro de un palacio, son los tesoros del cuerpo y los tesoros del corazón, son los mas valiosos de todos”. Dijo que no obstante su incapacidad y su pobreza, siempre tenía una gran alegría en su corazón. También dijo que cuando practicamos, aún cuando el ambiente fuese inhóspito, podíamos ser felices. Podíamos cambiar el ambiente que nos rodeara. Eso demuestra cuan poderoso es el Gojonzon. Fui tocado por su alegría y misericordia a pesar de su desagradable condición. Finalmente inicié la práctica; varios días después recibí el Gojonzon. Este fue el comienzo de mi batalla real. El fuerte dolor producido por el tumor maligno estaba más allá de la imaginación. El temor a morir me atacaba constantemente, pero yo quería vivir. Dejé todo a un lado y me preparé para enfrentar el reto. Manejé en un carro especial para incapacitados. Coloqué un pequeño altar en el asiento del pasajero y entronicé mi Gojonzon. Estacioné el vehículo próximo a una cancha de tenis pública sólo con agua para beber y comencé a entonar Daimoku de vida o muerte. Continué entonando y entonando y fui capaz de perseverar a pesar del dolor producido por el cáncer. Sin embargo, continuaba vomitando sangre todos los días, bebía agua y continuaba entonando. Durante el día las chicas que venían a jugar tenis pasaban frente a mí y me ridiculizaban. Los niños en su camino a la escuela pasaban a mirarme con curiosidad. Parejas venían a señalarme como si vieran algo desagradable. La policía vino a mí queriendo mover mi vehículo. No hice caso a ninguna de esas cosas y continué entonando. Mi amigo venía a visitarme periódicamente. El no tenía suficiente para comer, pero me traía pan y jugo. Sus acciones me fortalecían para continuar cantando día y noche por casi dos semanas sin dormir. Dos semanas más tarde noté que había parado de sangrar. Era extraño, había estado vomitando enormes cantidades de sangre y ahora había parado por completo. Me provoqué el vómito pero sólo salía bilis. Traté muchas veces con los mismos resultados. Me fui al hospital para examinarme. Los médicos no podían creer que el cáncer diseminado por mi cuerpo había desaparecido. Repitieron las pruebas, pero no pudieron encontrar células cancerigenas, estaba curado. El médico me dijo que, como científico, no podía explicar el hallazgo, más podía ver que yo estaba completamente curado.
¡Había ganado!, me había sobrepuesto a la enfermedad. Y sólo me tomó dos semanas. Yo demostré el grandioso poder del Gojonzon a través de mi experiencia. Me sobrepuse a mi temor a la muerte y a sentir que no tenía ayuda. No temía a nada. Supe que, pasara lo que pasara podía sobreponerme. Pude haber muerto pero el Budismo salvó mi vida. Me fijé la determinación de dedicarme al Budismo. Hice mi mejor esfuerzo en el trabajo y en las actividades con este fin.
Cuando regresé al trabajo, mis compañeros se sorprendieron. Estaban admirados de que me hubiese sobrepuesto al cáncer, pero más que eso, estaban sorprendidos de los cambios operados en mi personalidad, me convertí en una persona pendiente de los demás y misericordiosa. Fui una persona desagradable debido a mis amargas experiencias de la niñez, pero era como si hubiese renacido. Traté de ayudar lo más posible a la gente en mi trabajo y les hable a muchos más acerca del Budismo. Las personas a mi alrededor pensaban que si yo podía haber cambiado tanto, debía haber algo grande es esta práctica. Como resultado, siete personas comenzaron a practicar. Continué practicando sinceramente y retándome a mi mismo.
Diez años más tarde, algo extraordinario sucedió, encontré a la madre que me había abandonado. No necesito decirles que ella estaba muy incomoda, pero yo le dije gentilmente: “Gracias por darme este cuerpo incapacitado, gracias por abandonarme, porque sin eso no hubiese podido ser lo que soy hoy día. Ahora soy un miembro de la Soka Gakkai y puedo entender más que nadie el sentimiento de personas que sufren porque yo lo viví en carne propia con un cuerpo incapacitado. Yo realmente siento que esta es mi revolución humana, mi fe en el Gojonzon me ha capacitado para cambiar mi entorno; el Gojonzon tiene el poder de cambiar todas las situaciones negativas y los sufrimientos en una manantial de esperanza y coraje”. Habiendo escuchado esto de un hijo que fue abandonado, mi madre lloró y comenzó a practicar.
A pesar de todas las dificultades, fui capaz de conocer el Gojonzon, ahora me doy cuenta de que todo el sufrimiento que experimenté, el cáncer terminal, la incapacidad desde el nacimiento, y el abandono de mi madre fue la fortuna que me condujo a encontrarme con el Budismo.