13.1.05

Lo Imposible Posible MI EXPERIENCIA

Experiencia de Yozaira Guillen, Div. Damas Han Bonsai. Dtto Flor De Loto. Caracas. Venezuela. 2004
Corregida por Celia Prades


Mi nombre es Yozaira Guillén; soy miembro desde hace aproximadamente un año, aunque practicando tengo como 10 años de manera interrumpida. Me siento hoy muy feliz de poder contar mi experiencia. Ahora ya sé cómo se sienten los miembros de esta organización cuando lo hacen e inspiran a la gente a la consecución de sus metas personales.

Soy una profesional que tiene su propia compañía, y como es de conocimiento de todos los que laboran por su propia cuenta, con la economía venezolana actual, los ingresos no son periódicos ni recurrentes por lo que hay unos meses muy buenos y unos muy malos.

A finales del 2003 los meses fueron muy malos, de hecho el colchón que tenía para cubrir los meses muy malos se me fue agotando, toda vez que mi nivel de gastos es alto ya que soy mamá-papá y tengo todo la carga económica que implica el mantener una familia.

No obstante en mi interior pensaba: “esta práctica me ha hecho un ser humano más fuerte ya que he venido practicando regularmente y siempre siempre termino resolviendo”, es decir, mi oración siempre había sido respondida. Por lo que, en vez de dejarme arrastrar por la preocupación económica, en todo este fuerte período de tiempos muy malos me incentivé a hacer más daimoku (repetir Nam Miojo Rengue Kio), estudiar más sobre los principios que plantea el budismo sobre la vida, a conocerme un poquito mejor y reflexionar sobre mi misma y qué debía cambiar para convertirme en mejor ser humano, y a aprender a controlarme en cualquiera de mis excesos, ya que mi naturaleza es ser muy hiperactiva.

Ya para el mes de Abril empecé a ver frutos de esta práctica más intensa, la recuperación de la situación económica se hizo más evidente, yo me sentía más centrada en manejar mejor mi comportamiento financiero, me sentía llena de esperanza y fortaleza y muy feliz. Y es con este estado anímico, que a finales de abril me llama la dueña del apartamento donde vivo alquilada, y de manera inesperada para mí, que me veía viviendo allí por muchos años más, me informa que el hijo se viene a vivir a Caracas y que necesita el apartamento lo más pronto posible, En ese momento me llené de angustia (ya que todo cambio radical en la vida del ser humano la causa), quedé como en shock, o sea, el de haber superado las pasadas dificultades económicas y verme enfrentando una más sin descanso. Sin embargo mi angustia tenía una característica nueva, era controlada por mí, no superaba mi estado anímico de persona llena de coraje y determinación y esto ya era un logro porque anteriormente caía en desesperanza cuando enfrentaba los problemas.

Inmediatamente hice lo que siempre nos dicen, busqué apoyo en la fe, Llamé a una excelente amiga, miembro de la organización y mi mamá shakubuku (que es la persona que me habló por primera vez de esta práctica) y le expliqué mi problema y le pedí orientación. Nunca olvidaré lo que me respondió: ¿Tú no eres budista? Pruébalo, rétate a comprar un apartamento antes de que el año acabe, eso sí, me indicaba ella, de tres habitaciones, dos baños, estacionamiento, maletero y en el este de Caracas y fija el precio que quieres pagar. Yo no salía de mi asombro, tenía que desocupar este apartamento, no tenía a donde mudarme ni dinero para hacerlo, y mi amiga me decía que comprara uno, cuándo lo iba a comprar, cómo era, y para remate ella me fijó el precio por el que podía adquirirlo (no más de cien millones me dijo), porque yo como seguía en estado de shock más con lo que ella me decía, no tenía palabras.

Ella habló decidida: “Necesitas la prueba real de que esta práctica funciona inclusive para lo que no te atreves a soñar, porque además de que estás haciendo muy bien tu práctica, eso es lo que el budismo te dice. Eso sí, remató, requieres un mayor esfuerzo en la práctica, más horas de daimoku (repetir Nam Miojo Rengue Kio), no fallar a las actividades que te propongas, hablarle a otros del budismo y esto te permitirá desarrollar mucha fe.

Yo le decía, “¡Pero de dónde voy a sacar el dinero si necesito de 2 millones 500 mil para cubrir gastos mensuales y adicionalmente tengo que ahorrar como 40 millones y pedir en política habitacional el resto, como 60! Ella me respondía “hagamos daimoku y el dinero va a salir, no podemos decir ahora de dónde, pero vendrán clientes y trabajos nuevos importantes y así sucederán otras cosas que no sabemos, ¡retémonos!

Así empezó un plan de acción que consistía en hacer 3 horas mínimas de daimoku diario, muchas veces juntas, luego comprando periódicos todos los días, subrayando los apartamentos que nos parecían atractivos según lo que buscábamos (precio, ubicación y 3 Hab., 2 baños, Etc.), haciendo citas y viendo uno tras otro. Para poder lograr las 3 horas diarias de daimoku, tuve que levantarme a las 4 de la mañana (costumbre que me costó muchísimo puesto que soy de naturaleza mas bien noctámbula). Igualmente sacábamos cuenta todos los días reflexionando sobre el tema, y el resultado era que tendría que vender el carro, contar con algo de capital que yo tendría que ahorrar, y siempre, siempre, no dudar que el banco me iba a prestar el máximo permitido. Gracias a estas reflexiones empecé a darme cuenta del área de mi vida donde tendría que recortar gastos, otros que eran superfluos, logrando manejar mi situación financiera de una manera más consciente. Al cabo de un tiempo de esta práctica constante de 3 horas diarias, fueron llegando los clientes que necesitábamos, las negociaciones se daban rápidamente (no había que esperar interminables meses a que el cliente aceptara nuestra propuesta como es lo típico) y por montos importantes, tal y como nos lo habíamos propuesto como necesario para lograr el reto del apartamento. Así pude vislumbrar que había la posibilidad de que consiguiera lo que me faltaba de opción de compra sin necesidad de vender el carro, situación que también me preocupaba porque sabía de la necesidad de mi vehículo para mi mejor desempeño laboral y familiar.

Entre apartamento y apartamento, algunos días me encontraba decepcionada, cansada y medio deprimida, toda vez que pasaba el tiempo y no conseguía lo que quería. Pero como mantenía el daimoku o lo subía, sentía mucha fortaleza interior, y la seguridad de que mi apartamento me estaba esperando en alguna parte, y que iba a tener una señal muy fuerte dentro de mí que me indicaría que ese era el apartamento del Kosen Rufu y que la persona iba a aceptar las condiciones que yo podía proponer y me iba a esperar mientras el crédito de la política habitacional me salía. El pálpito vino, era el apartamento con las características anheladas, la señora aceptó mis condiciones y así firmé una opción.

Pero llegado este momento aun permanecían dos obstáculos: el dinero para dar la inicial, no lo tenía y necesitaba que política habitacional me aprobara el monto máximo del préstamo, acallando innumerables asesores bancarios que me decían que esto era imposible. Me repetía a mi misma constantemente, yo soy budista, no tengo límites, lo voy a conseguir. Como una opción parcial acudí a un prestamista privado y le solicité el préstamo para la inicial pagando un interés del 10% mensual. Resolví por ahora. Pero era un monto que no podía mantenerme pagando, era demasiado alto para mí. Por otro lado, introduje los recaudos de política habitacional no pensando nunca que me lo iban a rechazar y entonando con determinación siempre de que me iban a otorgar el monto solicitado.

La gente a mí alrededor que sabía la situación por la que estaba pasando me decían: ¿Lo pensaste bien? ¿No te estarás apresurando? ¿No tienes miedo? O, ¡TÚ ERES LOCA!, ¿Cómo vas a hacer con tu hija, los gastos que tienes ahora, y seguir manteniendo tu nivel de vida?, Etc... Ya a esta altura de mi reto y con la cantidad de daimoku que hacía no sentía miedo, obstáculo que se presentaba me hacía entonar más y más. Estaba resteadísima... con mi objetivo claro, la casa del Kosen Rufu, y de corazón lo siento, ya que a esta práctica le debo el ser cada día mejor persona y tener más sabiduría para poder transmitir la Ley a las personas de la manera correcta y sin el menor cúmulo de duda.

El crédito salió sin complicación alguna como lo había solicitado, logré reunir el resto de la inicial con mi esfuerzo laboral y algunos buenos amigos que me cedieron su política habitacional sin dudarlo, gracias sólo al hecho de haber sido buena amiga. Y para ñapa, no vendí el carro. Todo salió como siempre habíamos dicho desde el principio. A pesar de que sé que ahora me surgen nuevos y complicados retos económicos en mi vida, ha crecido un profundo agradecimiento al Gojonzon, a mi práctica diaria de Nam Miojo Rengue Kio, a la persona que durante todo este tiempo me apoyó, no me dejó desfallecer ni un momento y que en mis peores momentos me decía: ”yo lo único que sé hacer para enfrentar las dificultades de la vida y siempre ser victoriosa es daimoku y es lo único que te puedo ofrecer en este momento difícil. “¡Vamos a hacer daimoku ya!”, Donde sentí y comprendí realmente lo que es la relación mentor-discípulo, el apoyar a otros desinteresadamente y por el solo gusto de verlos felices. También siento un profundo deseo de enseñar a mucha gente que Nam Miojo Ruegue Kio “sí funciona”, “que no hay límites”, pero que para lograr tus sueños sí debes hacer un esfuerzo mayor y preguntarte cada día si estás haciéndolo correctamente y cuánto mejor lo puedes hacer.

Ahora soy la mejor crítica de mi vida, estoy más controlada (no tan impulsiva) y con muchos deseos de ser cada día mejor ser humano. No les voy a contar mis nuevos retos ya que espero estar sentada con ustedes nuevamente contándoles más y más experiencias... Gracias a todos por su atención.