21.1.05

Experiencia sobre trabajo

Experiencia sobre trabajo enviada por CRISTINA VALARINO

Para los que no me conocen, mi nombre es Fabiana, tengo 37 años y estoy en el han La Paz. Recibí Gohonzon en diciembre del ’99 y la verdad es que conocer el budismo es lo mejor que me podía suceder.
Al igual que mucha gente en la actualidad, mi situación económica era desastrosa, no conseguía trabajo por ningún lado, y por supuesto, llegué a convencerme de que en realidad la culpa era del país, ¿acaso podría cambiar algo si invocaba?: sí y así fue. A mediados del año pasado me cansé de no tener dinero, de no tener trabajo, de pedir prestado y de vivir al día, por lo que comencé a invocar para transformar esta situación. Hablé con mi responsable de Hombu, y ella me dijo que, hasta conseguir trabajo, tendría que tomar el daimoku como si fuera un trabajo, o sea, invocar unas ocho horas diarias, lo cierto es que tengo que ser sincera: no invoqué tanto, pero los resultados fueron excelentes. En ese momento decidí presentarme a examen de primer nivel –que se rindió en octubre del 2002- y, a partir de esa decisión, junto con el daimoku, muchas cosas comenzaron a cambiar –en mi- y por supuesto, en mi entorno.

A punto de rendir el examen, un amigo se acercó un día y me dijo la frase que tanto había deseado escuchar: “tengo trabajo para vos”, así es que comencé a trabajar con él en su empresa de comunicaciones donde debía dedicarme a la venta –cosa que me disgustaba enormemente, ya que una de mis frases favoritotas era: “¿yo?, ¿vender? nunca!!-, pero había escuchado de mis antecesores algunos comentarios como por ejemplo: si te desafiás a realizar en forma excelente un trabajo que no te gusta y continuás invocando con una fe firme y sincera, en algún momento se manifestará lo que realmente deseás hacer, así es que mantuve abierto el corazón haciendo mi trabajo con amor, aprendiendo y tomándolo como un medio hábil para transmitir la Ley, de esta forma, en la oficina le hice shakubuku a casi todo el personal e incluso a uno de mis clientes, un sonen, que está invocando desde hace unos tres meses con maravillosas pruebas reales.

Gracias a este trabajo pude conectarme con una revista de bodas que recién se inicia en el mercado, comencé a trabajar con ellos y le trasmití la Ley al dueño, Alejandro, que la aceptó inmediatamente y ya comenzó a hacer shakubuku a su familia y amigos. Esta relación ha sido muy importante ya que soy docente en caligrafía y estoy a punto de recibirme de perito calígrafo por lo que me asocié con una compañera de la facultad (a quien también le transmití la ley e invoca desde hace un año) para comenzar una empresa de tarjetas artesanales para casamiento completadas con pluma y tinta. El dueño de la revista me ofreció publicar en ella dos avisos gratis que yo realmente no podía pagar ya que salen cerca de $130.- y además nos va a incluir en el compac disc que trae la revista recomendando nuestro servicio de tarjetería, para lo cual incluso nos hizo una producción fotográfica gratuita de mi, de mi socia y de nuestro trabajo; la revista tiene una tirada de 5.000 ejemplares, lo cual es una ayuda más que grande para mi emprendimiento.

Una de las frases que más me ayudó a tomar la decisión de cambiar mi mal karma financiero fue justamente un comentario de Josei Toda, segundo presidente de la Soka Gakkai, que dice así: “La gente usualmente se queja de no tener suficiente dinero. El dinero está a nuestro alrededor, igual que el aire que respiramos. El verdadero problema es que así como hay personas asmáticas, también hay personas con problemas en su vida interna que restringen su habilidad de atraer dinero a sus vidas”. Me gustó tanto que comencé a invocar diciendo: “el dinero está en el aire y yo no soy asmática”.

También influyó mucho en mi la experiencia de Marcelo González, uno de nuestros responsables -y miembro de Sokadance-, que me hizo tomar conciencia sobre un principio budista: verdadera entidad; de su experiencia aprendí lo siguiente: uno puede ser fenómeno (si se deja arrastrar por las circunstancias externas) o verdadera entidad de la Ley Mística, donde se decide con fe y convicción las circunstancias que se desean para la propia vida.

Según palabras de Marcelo: “YO SOY VERDADERA ENTIDAD Y SI YO DECIDO, TODO LO QUE ME RODEA PASA A SER FENOMENO QUE ACTUA EN BASE A MI DECISION...”. Creo que esto lo dice todo ¿no?

Sería maravilloso contarles que me hice millonaria con mi trabajo pero no sería cierto –por ahora-, en realidad, cuando uno cuenta su experiencia, lo más importante son los cambios internos; hay un principio budista llamado beneficio que explica precisamente que toda persona, sea budista o no, puede concretar sus objetivos si se lo propone, pero la diferencia con nosotros que hacemos daimoku, es justamente la transformación interior que se produce en el camino hacia la concreción de ese objetivo.

Otro tema fundamental que aprendí de mis antecesores es a no quejarme, los budistas siempre decimos que la queja borra la buena fortuna, entonces cuando uno se queja, inmediatamente borra el daimoku que hizo, por lo tanto la queja es un factor importantísimo para que nuestra vida de trabajo no se transforme.
Nuestra actitud hacia el dinero es síntoma de nuestra actitud global hacia la vida. A veces nos resulta conveniente pensar que el tener o no suficiente dinero ejerce una importante influencia en nuestras vidas, cuando en realidad es el resultado de nuestras vidas.

Resumiendo, hoy puedo decir, con respecto a mi vida, que he triunfado, que la lucha continúa pero tengo en mi poder la mayor arma de la paz: la Ley Mística, y, basándome en ella, no hay nada que no pueda lograr. Gracias a todos por escucharme.